Los números difundidos sobre el valor de las canastas -que sirven para apreciar los niveles de pobreza e indigencia- despertaron la necesidad de realizar retoques y una interna en el gobierno
El INDEC difundió en la víspera los valores pertenecientes a las canastas alimentaria y total del mes de diciembre.
E l INDEC informó que en 2018 la canasta básica alimentaria y la total aumentaron un 53,5% y un 52,9%, respectivamente, lo que preanuncia una nueva alza en la medición de pobreza -esos registros se utilizan para establecer las líneas de pobreza e indigencia- que el organismo difundirá a fines de marzo próximo. Con todo, según se pudo averiguar, un sector del gobierno trabaja para que luego del Censo Nacional de Población 2020 se puedan llevar a cabo ajustes en las mediciones de esta problemática.
El organismo estadístico informó que el alza inflacionaria, generada por la corrida cambiaria y la consecuente devaluación comenzada a fines de abril pasado, disparó aún más del índice general -el IPC arrojó un alza de 47,6%- las canastas con las que se miden el nivel de pobreza e indigencia en el país.
De acuerdo al muestreo, una familia compuesta por matrimonio y dos hijos necesitó en diciembre último $10.197,53 para no ser indigente, poco más de $3500 que un año atrás. En tanto, ese mismo grupo familiar requirió para no ser pobre a fines del año pasado $25.493,80, casi $9 mil más que a finales de 2017.
Desde tiempos de campaña, con el mentado eslogan de “pobreza cero”, esta problemática ha sido uno de los puntales del discurso de Mauricio Macri, que incluso pidió públicamente que se evaluara su gobierno por si llegara a bajar los índices registrados al comienzo de su administración.
Con todo, en el oficialismo conviven dos posturas respecto a la forma de medir la pobreza: por ingreso, como lo hace actualmente el INDEC de Jorge Todesca, y en forma multidimensional -tomando, además, el acceso de la población a servicios, salud, educación o transporte- por el que pugnan la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, entre otros funcionarios.
Lo cierto es que por ahora en el Ejecutivo no hay intenciones de cambiar la medición por ingreso familiar: Todesca sostiene que es la metodología que utilizan los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organismo multilateral al cual Argentina pretende ingresar desde el comienzo de la gestión de Cambiemos.
Sin embargo, una calificada fuente gubernamental de Presidencia consultada por este diario sostuvo que ya hay evaluaciones en el INDEC “para poder implementar algunos cambios tras el Censo Nacional de Población 2020”. Se trataría de modificaciones en la metodología implementada por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que hoy utiliza el INDEC para calcular la pobreza.
“Con agregar 12 preguntas más a la EPH se podría, además, obtener un indicador de pobreza multidimensional”, remarcó otra fuente gubernamental consultada. Con ese muestreo, sostienen los defensores de esta propuesta, se podría acceder a un eficaz instrumento de diseño de políticas públicas.
De todos modos, por ahora no habría intención de abandonar el actual tamiz estadístico para calcular la pobreza sino hacerle algunos ajustes para mejorar los resultados.
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