La mayoría de las teorías afirman que la Luna se formó a partir de los escombros de esta colisión, fusionándose en órbita durante meses o años.
La nueva simulación presenta una teoría diferente: la Luna pudo haberse formado inmediatamente, en cuestión de horas, cuando el material de la Tierra y Theia se lanzó directamente a la órbita después del impacto.
Más allá de simplemente aprender más sobre la Luna, estos estudios pueden acercar a los científicos a comprender cómo la Tierra se convirtió en el mundo que hoy alberga vida.
“Cuanto más aprendemos sobre cómo se formó la Luna, más descubrimos sobre la evolución de nuestra propia Tierra”, dijo Vincent Eke, investigador de la Universidad de Durham y coautor del trabajo. “Sus historias están entrelazadas, y podrían repetirse en las historias de otros planetas cambiados por colisiones similares o muy diferentes”.
El cosmos está lleno de colisiones: los impactos son una parte esencial de cómo se forman y evolucionan los cuerpos planetarios. En la Tierra, sabemos que el impacto con Theia y otros cambios a lo largo de su historia son parte de cómo pudo reunir los materiales necesarios para la vida.
Cuanto mejor puedan los científicos simular y analizar lo que está en juego en estas colisiones, más preparados estarán para comprender cómo un planeta podría evolucionar para ser habitable como la propia Tierra.
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