Claro que en lo más alto del podio el que genera reverencias fue, es y será Messi. Apenas lo nombraron, todo el estadio arrancó: “Meeeeeeeessi, Meeeeeeessi…”, como si se tratara de un ser superior, con los brazos moviéndose de arriba hacia bajo. “Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Lionel Messi, todos la vuelta vamos a dar”, sonó en el Monumental con la ilusión de Qatar.
En la previa a ese momento, los 36 mil fanáticos gozaron de la entrada en calor, donde siempre se ven pasajes de alto nivel con tiros desde la distancia para ejecutar faltas, en la que la mayoría son imposibles para el arquero. Y ese podio lo completó Ángel Di María, resistido por los hinchas hasta la última Copa América, aunque ahora frente a su imagen retumbó un contundente “Fideooo, Fideooo”, al que él devolvió con los brazos en alto.
El que se coló en el choque con Uruguay (3-0), con su gol, asistencia y partido casi perfecto, fue Rodrigo De Paul, que alcanzó la línea del también muy querido entrenador Scaloni.
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